Propedéutica de la existencia como teleología

Indagación filosófica de los propósitos anuales en clave heideggeriana

        Los propósitos de año nuevo pueden ser tomados a la ligera, pero si indagamos un poco se verá que no tiene que ser así necesariamente. En efecto, si bien pueden parecer una manera banal y cotidiana de intentar cumplir con una posibilidad nuestra futura, en tanto que comúnmente se tratan de una lista de retos extrínsecos a corto plazo los cuales nos forzamos a cumplir, creo que también pueden reinterpretarse como un compromiso con la existencia de uno mismo bajo el cual nos esforzamos por llevar el peso de ésta, a fin de realizarnos según nuestros criterios. Integrar nuestro fin (τέλος) en nuestro ser es equivalente a aprehender su significado, esto es, a asumirlo en todas sus consecuencias. Supone reconocer su dificultad pero también su necesidad.

        Vistos desde esta nueva lente, los propósitos anuales encierran una aporía. De primeras, suponen un compromiso más modesto con uno mismo, puesto que se divide la realización de nuestro ser en tramos más manejables, provocando que una posible sensación angustiosa de fracaso sea más llevadera. Asimismo, se deja espacio para que los propósitos se desdoblen y creen otros nuevos que, de otra manera, no podrían haber surgido. Al ser anuales, son una introducción al querer-ser para quienes no han asumido el peso de su existencia. Esto es, empero, un querer-ser falseado por la simple evidencia de que no hay motivo alguno para esperar a una fecha "arbitraria" para iniciarse en el camino por llegar-a-ser. Si bien existe cierto significado en ese comenzar el año renovado, a saber, distinguir un antes y un después de uno mismo con la ayuda de un recomenzar el año para todos; idealmente la empresa debe ser comprometida por uno mismo en este preciso instante, pues el tiempo que disponemos para realizarla es limitado. Si aceptamos la premisa de que el sentido de la existencia es logrado a través de nuestra realización en el mundo, que teóricamente se alcanzaría al cumplir sucesivamente nuestros propósitos anuales, se evidenciará que la envergadura de tal objetivo es enorme y que por ello no debe ser descuidado: hay mucho en juego y nuestro tiempo es finito.

    Sin embargo, también puede argumentarse que esta fecha "arbitraria" permite una preparación por parte del sujeto que quiere comprometerse con su existencia. Esto se debe a que considerar que a principio del año haya que listarse una serie de objetivos es, en realidad, dar el primer paso para cumplirlos. Hay que plantearse en primer lugar la pregunta - "¿quién quiero ser y cómo puedo lograrlo?" - para luego responderla. Una vez más, aquí vuelve a haber cierto falseamiento de la cuestión puesto que está construida de fuera, por hábito cultural, de tal manera que se induce, igualmente, una respuesta venida de dicho hábito. Insisto: que los propósitos hayan sido tomados levemente ocurre porque no somos nosotros quienes realmente nos los proponemos. Aun así, esto también prueba que la pregunta está siempre presente en nosotros, solo que escondida. Sucede que todos los años se asoma y nos recuerda su existencia para que sea reconsiderada, aunque la misma periodicidad provoca que el replanteamiento sea prorrogado, precisamente porque no ha sido considerada en toda su amplitud. De ahí que se haga necesario un recordatorio, pues éste inicia el verdadero preguntar con el que uno puede aprehender el interrogante.

        Esto me lleva a tener que confesaros algo. Este texto no pretende ser una respuesta válida para nadie salvo para mí, y puede - o no - que os sirva como toque de atención. Si lo escribo, es para ayudarme a comprender de qué estoy hablando, mientras que si lo comparto, es porque considero que también podéis encontrarle utilidad, a vuestra propia manera. En ambos casos, ello no implica que la aprehensión de la pregunta sea definitiva, al igual que la obra de uno mismo nunca será concluida. No creo que estemos capacitados para entender lo que realmente significa, pues más que nunca estamos inmersos en una cotidianeidad que nos hace olvidar - o como diría Heidegger, postergar - estas cuestiones. Tampoco creo - y he aquí la buena noticia - que sea necesaria una comprensión de su verdadero significado, sino que sólo con un verdadero preguntar, venido por uno mismo, puede iniciarse la realización de los propósitos con los que comprometerse, cada uno, con su existencia. La existencia no es fructífera por medio de la intelección sino de la acción. No se trata de entenderla sino de realizarla, si bien una reflexión previa resulte necesaria para que la acción comience. Debe matizarse que nuestra obra nunca será completada, pues por medio de su realización surgen, como ya dijimos, nuevas metas que ser. Esto es esencial. De acuerdo con Heidegger, el ser humano (Dasein, ser-ahí) es ante todo proyecto, es decir, apertura al ser. El sentido de nuestra existencia, frente a la de otros entes, se halla precisamente en nuestra potencialidad de ser. Por ejemplo, la piedra es una piedra y ya, en cambio, el ser humano es esencialmente indeterminado. Así, la meta hacia la que nos dirigimos a través de nuestros propósitos debe reubicarse para asimilarla verdaderamente. En efecto, el objetivo que alcanzar y ser no es la meta en sí misma - de lo contrario no la consideramos en toda su riqueza - sino la comprensión de la existencia y la realización de uno mismo en ella, a través del propio camino por llegar-a-ser.

        Tras habernos preguntado profundamente por el sentido de los propósitos de año nuevo, creo que ha llegado el momento de reconsiderarlos. Ya no se trata de una lista que completar, sino de unos propósitos que esquematizan el camino por el cual llegaremos a ser. Ello no significa que cada tarea deba ser trascendental o profunda, sino que debe ser repensada en términos de si realmente aporta o no algo a nuestro ser. No podemos pretender estar siempre pensando en cumplir este objetivo a través de un listado en el que sólo participa la realización de uno mismo - ello nos convertiría en esclavos de un ideal nuestro - sino que debemos enfocar la atención en aquello por lo que queremos ser. Hay una infinitud de opciones; pero hay además una voluntad que rige el proceso de principio a fin, convirtiendo la oportunidad que los propósitos abren o el poder-ser en un querer-ser. La realización es plural y no uniforme. Así, al querer-ser, el esfuerzo que mentábamos al principio se hace llevadero, es decir, la dedicación y el disfrute terminan por ir de la mano. Si la realización de uno mismo fuera fácilmente lograble, no habría en primer lugar un estado de no realización. Tampoco sería satisfactorio: ¿acaso debo justificar que parte del enorgullecimiento que uno siente sobre algo que ha conseguido es causado por el esfuerzo que ha empleado en ello? Las grandes obras no se pintan solas, menos aún sin haber practicado una infinitud de veces, pero tampoco se culminan sin haber disfrutado el propio proceso de crearlas.

Comentarios

  1. Hola Pablo, voy a hacerle algunos comentarios sobre su exposición.

    ¿Cómo que "propedéutica de la existencia como teleología"? Como si la existencia como teleología fuera una ciencia, un arte o una rama de alguna de ellas. De hecho ni si quiera tiene sentido la frase "la existencia como teleología", como si la teleología fuera uno de los aspectos de la existencia, uno de sus roles, de sus papeles. Si entiendes teleología como la rama de la metafísica. . ., no tiene sentido porque la existencia no es una rama de ninguna teoría o ciencia, obviamente. Si con teleología te refieres a la explicación de algo a través de su causa final, tampoco tiene sentido porque son cosas distintas el por qué algo existe y su existencia; en todo caso, usando esta segunda acepción, sería teleología de la existencia.

    Integrar nuestro fin (τέλος) en nuestro ser
    ¿Qué? El telos, asumiendo que existe, es intrínseco al ser al que "está asociado", de hecho, se confunden (. . . the object was not made according to a purpose that is different from the object, but [that] the object itself embodies its purpose.)

    Si aceptamos la premisa de que el sentido de la existencia es logrado a través de nuestra realización en el mundo, que teóricamente se alcanzaría al cumplir sucesivamente nuestros propósitos anuales
    Guau, ¿por qué íbamos a aceptar esa premisa? y, habiéndola aceptado, ¿por qué se alcanzaría al cumplir (sucesivamente) nuestros propósitos de año nuevo?

    Si la realización de uno mismo fuera fácilmente lograble, no habría en primer lugar un estado de no realización.
    ¿Qué tiene que ver la dificultad de una tarea con su posibilidad? Dar un paso es de lo más fácil que se puede hacer y es posible darlo, es decir, existe el estado de no realización de dar el paso, el estado de antes de haberlo dado.

    No he comentado sobre el resto porque son opiniones, a menudo sin base, suyas. Si quiere, hago otro comentario comentándolas pero, si no ha justificado sus opiniones en el texto original, ¿lo hará en la respuesta?

    Un saludo y enhorabuena por su texto, espero que siga haciéndolos, aquí estaremos su público para leerlo.

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    1. Buenas Juan. Agradezco que se haya animado a comentar y a exponer sus dudas y críticas referidas al texto. Creo que con una aclaración de los fundamentos de los que parto podré responder a sus preguntas.

      Como decía, y seguramente de manera implícita, el texto parte de la idea de que, para considerar que la vida de uno mismo no ha sido desaprovechada, hay que hacer algo con ella. Sea o no esto cierto, me admitirá que se trata de un lugar común. De este modo, creo que podemos considerarlo como una idea perteneciente a aquello que Heidegger definía como la 'existencia impropia'. Por 'existencia impropia' entiendo una modalidad de la existencia del Dasein que se rige por la opinión pública y se relaciona con el mundo y sus entes a través de la instrumentalidad, a saber, como medios para unos fines y no como los entes que son en sí mismos. De acuerdo con esta definición - téngase en cuenta que puede ser errónea o imprecisa - los propósitos de año nuevo caen dentro de los gestos de esta modalidad de la existencia cuando los tratamos como un hábito cultural en el que nos proponemos "lo típico" por ser lo típico: ponernos en forma, leer más, aprender un nuevo idioma, etc. En este caso - insisto, siempre que sea lo típico en tanto tal -, estamos tratando los propósitos como un medio para un fin que, en mi opinión, es externo a nosotros y no como lo que yo propongo que sean: un gesto con el que comprometernos con nuestra existencia.

      De acuerdo con lo anterior, procedo a responder a sus cuestiones en el siguiente comentario:




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    2. a) Sobre el título: con "propedéutica de la existencia como teleología" trataba de referirme a que los propósitos anuales pueden interpretarse como una iniciación a entender existencia orientada hacia un fin, a saber, el de la realización personal mediante una reconsideración periódica de qué somos. Si he abusado del significado de los términos como usted ha señalado, mea culpa.

      b) "Integrar nuestro fin en nuestro ser es equivalente a aprehender su significado": recordemos en primer lugar la caracterización del Dasein como un ente cuya esencia consiste precisamente en encontrarse abierta a múltiples posibilidades. Necesariamente tiene que ejecutar una. Pero cuando el Dasein entiende el mundo desde la instrumentalidad y cae (el término que usa Heidegger es Verfallenheit) a la existencia impropia, el Dasein se reorienta hacia la ejecución de un proyecto que no es suyo. Se pierde así la realización de nuestro fin. Por eso digo que integrarlo en nuestro ser es aprehender su significado: hay que entender qué significa verdaderamente - aunque bien después trate de explicar que esto no es plenamente posible - para recuperarlo.

      c) Sobre la premisa: es el lugar común que mencionaba al principio. En el texto explico por qué su ejecución sucesiva permite la realización: se trata sencillamente de reconocer qué pasos hay que dar para alcanzar nuestro objetivo, y cumplirlos uno a uno. Por ejemplo: yo quiero tener una buena formación en filosofía, y como parte de esta formación pasa por aprender a diseccionar y comprender las ideas de un texto, uso este blog para ello. Así, llevar este blog es el medio para llegar al fin que busco. Puede argüirse que lo trato como instrumento, pero en este caso su concepción ha sido la que acabo de describir, luego este blog es en la medida en que lo necesito para alcanzar mi verdadero propósito.

      d) Sobre la no realización: si estamos de acuerdo con todo lo que he establecido hasta el momento, y considerando que uno busca lo mejor para sí, diría que uno siempre elegiría sentirse realizado a no hacerlo. Si fuera inmediato, creo que la elección de dónde querríamos estar es, de primeras, obvia. Si esto puede problematizarse, se escapa de los objetivos de la publicación.

      Espero que con estas aclaraciones el texto se haga más comprensible. Únicamente le pediría que, en lo sucesivo, evite el tono provocativo que, a mi parecer, ha empleado al final. No es necesario para conseguir una respuesta mía. El sentido originario de la filosofía, de acuerdo con Platón, es el diálogo. No se trata de sentar tesis fijas, sino de problematizarlas y discutirlas de acuerdo con la razón. Estaría desvirtuando este blog si, pudiendo responder, no lo haría.

      Dicho esto, si tiene más dudas acerca del texto, puede contactar si lo prefiere conmigo para tratarlas personalmente. Un saludo.

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    3. Primero de todo, no he usado un tono voluntariamente provocativo, es decir, que cualquiera de mis palabras o expresiones habrá sonado a provocación pero no fueron pensadas como tal en su concepción. La causa más probable es que la expresión escrita es mucho más limitada que la oral, más aún si la acompañas con la gestual, porque no puedes escuchar mi voz ni ver, o incluso sentir, mis gestos, que son información al fin y al cabo. Además, si a eso le añadimos mi falta de habilidad para expresarme (sobretodo con letras), es más fácilmente entendible el malentendido. Así que le pido disculpas por las molestias.

      Otro apunte es que ninguno de mis comentarios pretendía ser una crítica (Agradezco que se haya animado a comentar y a exponer sus dudas y críticas referidas al texto) sino explicaciones de cosas que me chirriaban, es decir, conjuntos de razones por las que no entendía, o no estaba de acuerdo con, alguna de sus ideas pero, de nuevo, será problema de expresión, desde luego no de intención. Ahora, vayamos a lo interesante.

      . . .para considerar que la vida de uno mismo no ha sido desaprovechada, hay que hacer algo con ella. Sea o no esto cierto. . .
      Dudo que sea posible no hacer algo con la vida de uno (hacer algo con ella [la vida]), quiero decir, simplemente vivir simplemente es hacer algo y, ya que se está viviendo, es hacerlo "con la vida". Voy a suponer que con "hacer algo con la vida" se refiere a "(intentar) conseguir objetivos propuestos", si me equivoco, hágamelo saber –no me gusta asumir lo que piensa o a lo que se refiere con sus palabra mi interlocutor pero,
      a falta de información,
      no me queda otra opción
      (sí me quedan más opciones pero no muchas, usé el singular para que rimara). De manera similar, tengo problemas con el concepto de "aprovechar la vida"; en este caso creo que no me la juego mucho asumiendo porque, me parece, hay menos opciones de entre las que elegir: supondré que se refiere a
      "en su último lecho
      estar satisfecho
      con lo que ha hecho". A partir de ahora, por lo tanto, hablaré como si "para estar complacido a la hora de su muerte (o en algún, ¿cualquier?, momento anterior), uno debe (intentar) conseguir o haber conseguido objetivos anteriormente (si fueran contemporáneos, o incluso posteriores, ¿podrían traer satisfacción? no voy a indagar en esto ahora, aunque tenga una respuesta parcial, porque, si lo hiciera, este paréntesis se extendería demasiado largo) propuestos" fuera cierto, de lo cual (si es o no cierto) no daré mi opinión porque es irrelevante.

      Por 'existencia impropia' entiendo una modalidad de la existencia del Dasein que se rige por la opinión pública y se relaciona con el mundo y sus entes a través de la instrumentalidad, a saber, como medios para unos fines y no como los entes que son en sí mismos.
      De acuerdo, gracias por ser tan implícito y tan claro en esta ocasión.

      téngase en cuenta que puede ser errónea o imprecisa
      No importa, ya la hemos asumido cierta.

      Me ha quedado todo, ignorando de lo que he tenido que asumir, claro de su primera respuesta, procedo a leer la segunda.

      b) Ya entiendo lo que quieres decir, el problema fue que no estábamos en la misma página: para ti, ciertas palabras (como telos) significaban una cosa distinta a lo que yo considero canónico.

      Dicho esto, si tiene más dudas acerca del texto, puede contactar si lo prefiere conmigo para tratarlas personalmente.
      Me da igual si discutir (en el sentido amistoso de la palabra) en privado o público, como usted prefiera, lo que pasa es que no he encontrado su correo en ningún lugar del blog, entonces no puedo enviarle yo el primer mensaje.

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    4. Buenas Juan.

      Siento haberme demorado tanto en dedicarle una nueva respuesta pero debía atender otras prioridades. Dicho esto, puede hacerme saber sus dudas tanto en los comentarios de la publicación como enviándome un mensaje mediante el formulario de contacto que he añadido en la página "Sobre mí". Recomiendo lo primero en caso de que sus dudas puedan aclarar algunos argumentos del texto.

      Gracias y disculpe las molestias

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